miércoles, 27 de febrero de 2019

Bodicharyavatara, capítulo 4 sesión 2.1



Extracto del Curso
Geshe Thubten Chöden
Capítulo 4, el Cuidado

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30. Si los dioses y antidioses se aliasen en mi contra, no serían capaces de llevarme a los atemorizantes fuegos peores de los infiernos.

31. Pero el poderoso enemigo, mis emociones aflictivas, pueden lanzarme en un solo instante a las llamas que destruyen incluso las cenizas del rey de las montañas, el Monte Meru.

Da un ejemplo, que si todos los dioses y semidioses quisieran hacerme daño, solo podrian dañar mi cuerpo, pero los engaños pueden causarme daño duradero y hacerme caer en reinos inferiores, lanzarme a un fuego que puede destruir cuaquier ciudad o montaña, incluso el Monte Meru. 

ALUMNA: ¿Por qué dice que los engaños no tienen ni principio ni fin?
GESHELA:  quiere decir que la cadena de engaños en nuestra vida no tiene un principio, matemáticamente están entrelazados, de un engaño surge otro engaño, por eso no tienen ni principio ni fin. Los enemigos ordinarios exteriores no son así, podemos verlos cuando aparecen y cuando se acaban. Pero los engaños son interiores, burdos y sutiles, no podemos ver ni su principio ni su fin porque se transforman y generan otros engaños. Solo cuando les transformas se acaban.  Pero si les dejas solos no tienen ni principio ni fin.

32. Los enemigos comunes no tienen capacidad para permanecer mucho tiempo pero las emociones aflictivas son el enemigo duradero que no tiene principio.

Se refiere a que no podemos encontrar cuando empieza la cadena de las emociones aflictivas. Desde que nacemos tenemos ya los engaños, si hablamos de la vida pasada y anteriores… viene desde un tiempo sin principio.
Hay que aplicar el antídoto para acabar con ello.

33. Honrar y confiarme a los demás me traerá beneficio y felicidad, pero confiarme a los engaños, sólo me traerá desgracia y perjuicio en el futuro.

Nos hacemos amigos con otros seres y nos tratan bien, pero cuando eres amigo de los engaños, esto siempre te traerá problemas. Los engaños: el apego, aferramiento, averión etc… son “amigos viejos”, les tratamos con familiaridad y amistad, pero en realidad solo nos traen desgracias. 

34. Atado a la existencia cíclica, cómo puedo vivir feliz y sin temor, cuando en mi corazón tengo siempre un lugar para este enemigo inextinguible, único causante de mi perjuicio.

Cómo puedo estar seguro, feliz y saludable con los engaños, cuando las redes de los engaños  te atrapan tu corazón, como una red de pescar. Esta red que te atrapa es la fuente del daño, de la confusión, de la inseguridad, y si embargo me tiene atrapado el corazón,

35. Y, ¿cómo voy a experimentar felicidad si en la morada de mi apego anidan los guardianes de la existencia cíclica, los engaños, mis futuros carniceros y verdugos en los infiernos?


Si todos los reinos inferiores y todas las imágenes dañinas que nos causan daño estan creados en nuestro interior por los engaños, entonces cuando transformamos los engaños del interior, transformamos todo el exterior.