sábado, 9 de febrero de 2019

EL ALTAR BUDISTA



Para los encargados del altar:  tradicionalmente las velas se encienden y los recipientes se llenan de agua por la mañana, después del amanecer, y se apagan y vacían respectivamente al atardecer de cada día. El agua de los recipientes se tira donde usualmente nadie camina, luego las vasijas se deben secar y poner en el altar boca abajo.

Las velas del altar no se deben apagar soplándoles sino con un apagador. Los recipientes y las velas se llenan y encienden de izquierda a derecha, y se vacían y apagan de derecha a izquierda. Se colocan siete velas y siete recipientes tradicionalmente, pero para un altar pequeño, una vela y un incienso son suficientes.

Lo más importante en la preparación de un altar es la actitud, hay que procurar hacerlo con respeto y reverencia y siempre mantenerlo limpio y arreglado. Usualmente los altares se construyen en lugares que inspiren tranquilidad y favorezcan nuestras prácticas.

Un altar encierra toda una simbología que nos relaciona directamente con las enseñanzas, por lo tanto debe ser un lugar que inspire respeto; al mismo tiempo este lugar nos brindará sus bendiciones.

Puede ser tan desarrollado como lo permitan nuestras condiciones de hacerlo, sin embargo lo más importante es que sea un soporte para nuestras prácticas, así que si no podemos hacer un altar grande, basta con usar algunos símbolos básicos que nos conecten con la práctica que estamos haciendo.


Nuestra práctica comienza desde el momento en el que nos acercamos al altar y lo preparamos. No perdamos estos momentos que nos conectan con el Dharma